Lista 14 l Trends que NO necesitas este verano
Los quiero todos, los necesito, los tengo listos en la bolsa de compra online, pero estoy dispuesta a resistirme...
Señorcitas, -os, -es
Cambiar de país me ha servido para muchas cosas, entre algunas de ellas, reconsiderar lo que verdaderamente (me) importa. Y este concepto va desde elegir a las personas que siguen ocupando espacio en tu vida a decidir qué se compra cada temporada.
Probablemente uno de los conceptos más revolucionarios en mi mente (ya sé, algunos lo sabían) es que no necesito más de la mitad de las cosas que empaqué en 40 cajas de mudanza: lo que me parecía importantísimo, resultó ser mucho menos indispensable de lo que pensaba.
Sin embargo, yo soy yo y observar las tendencias, analizarlas, desearlas y obtenerlas es parte de mi yo más profundo. Así que tengo una lista de lo que NO necesito pero más importante es el por qué. Seguro te sirve.
1. No necesito un labubu.
Ni cualquier otro peluche que cuelgue de mi bolso. Ya puede Louis Vuitton (y sus charms) querer hacerme creer que vale la pena pagar cifras de varios ceros por ellos, pero me rehuso. Nunca nadie ha dicho que traer colgado un arsenal de objetos del bolso es elegante -aunque quizá quien se los cuelga no está buscando la elegancia, vamos. Tampoco vamos a decir que quienes están dispuestos a pagar más de $1200 por ellos estén simplemente mal. Quizá solo que forman parte de la generación de jóvenes adultos víctimas del trend que Lego, Mattel y Pop Mart entendieron muy bien: juguetes que nos recuerdan nuestras “mejores épocas” a precios que hoy, si eres lo que la sociedad entiende como suficientemente exitoso, puedes afrontar. Hay mucho de truco y mucho de ganas de volver a ese mejor momento que no me convence. Lo siento Kasing Lung, pero por lo pronto, de mi bolso, no cuelga nada.
2. No necesito un nuevo cover.
Que me perdone mi amiga (genia del marketing) Hailey Bieber pero no necesito un nuevo cover para mi teléfono de $56 en edición limitada amarillo martini que tiene un espacio para un liptint con péptidos también en lemontini shade de $20 (que, por cierto, están en lista de espera). Y es que sí pude sobrevivir al mismo trend pero en gris perla y al deseadísimo holder para el mist de hace unas semanas y hasta a traer colgado un lipstick del bikini. No no. No lo necesito y no le sirve al planeta. Y eso que no voy de ecologista, pero en realidad un plástico más que va a terminar en la basura me hace sentir ligeramente culpable. Next.
4. No necesito jelly sandals.
Ya sé. Jimmy Choo y The Row nos quieren hacer creer que son súper elegantes, pero no importa cuánta bisutería le pongan encima, las jelly sandals no son un objeto que pueda valer lo que cuestan (de $400 hasta 1000 dólares). Y quizá solo las que tienen edad suficiente para recordarlo cayeron en los 80 por las Windy’s y más cerca de los 2000, por las brasileñas Melissa pero entonces el costo de venta era mucho más cercano al costo de producción. Y así, esta vez todas las zaras, mangos, parfois, ancient greek, etc tienen su propia versión brillante, gelatinosa… y plástica. Pero hoy, tras la bonita experiencia de tener pies sudados, ampollados y atrapados entre tiras de plástico, tengo claro que no necesito pagar por unos zapatos que le hacen todo mal a mis pies. No importa qué tan cool sean.
3. No necesito NADA butter yellow.
Porque esa lección ya la aprendí. ¿Cuántas prendas barbiepink o mochamousse compraste en el trend pasado? ¿Cuántas sigues usando? Lo sabemos, el “color de la temporada” ya ni siquiera dura una temporada porque gracias a mi feed el famoso color termina por saturarme antes de disfrutarlo como se debe. Así que esta vez no caeré. Si de plano tienes un craving de color, compremos “tomato red” porque el rojo, siempre será un clásico. Porque lo digo jo.
5. No necesito (otros) Samba.
Ya tengo uno (o dos) pares en mi clóset. Al igual que el 90% de las mujeres que seguimos a Gigi, Bella o a Hailey y que creímos que básicamente “van con todo”. Pues no. Me (te) recuerdo: son zapatos deportivos. No son un comodín ni los necesitas en cada una de las gamas de color que se venden. Y sobre todo, un reciente viaje a Amsterdam, me hizo darme cuenta que estoy tan uniformada como las 2.357 turistas que paseaban delante mío con los mismísimos tenis Samba creyéndose tan únicas y especiales como yo. Vaya decepción. Me quedo con los que tengo. Me rehuso a caer en la tentación de unos más. Y si nos ponemos estrictas y queremos unos nuevos, vamos por Veja o Cariuma que tienen menos nexos políticamente incorrectos. Just saying.
Y como esto no es todo, mi lista de trends que no necesito sigue creciendo. Pide más que te lo tengo.
Qué más.
Fui a ver Materialists (más por Pedro Pascal que por Dakota). Y tengo sentimientos encontrados. Mientras me parece loable que finalmente una peli romántica hable del dating como algo más que un asunto menor, el desenlace termina por ser tan trillado y las historias contadas tan a medias que me hizo salir del cine con un cierto desazón. ¿La viste?
El quote.
“I'm Probably Not Someone You Want To Date, Because The Next Person I Date, I'm Going To Marry.”
He dicho.
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